producción 2019

Ensayos de crítica que se propusieron, enfocados en la calidad de diseño y la función social de la arquitectura. Para develar otros sentidos sobre estas dos consideraciones ineludibles en las obras, se intentó usar tácticas de alguno de los autores desarrollados durante el curso.    


1_Una pieza en el rompecabezas de una ciudad latinoamericana. Francisco Arnulphi
2_También soy un edificio. Agustín Rennella


 1    E4_Francisco Arnulphi                                       

º  Posicionamiento, intenciones y fines
      Los principales fines e intereses del ensayo, es poder interpretar capacidades de otros arquitectos para poner en evidencia soluciones arquitectónicas que funcionen como herramienta a la hora de diseñar, tanto en entornos favorables y desfavorables, arquitectónica, económica y socialmente, que se pueda aprender y difundir nuevas formas de construir a partir de ver intencionadamente soluciones que nos rodean en cada momento, con una mirada crítica y creativa. En este ensayo la Casa Estudio Refugio Urbano Berzero Jaros, atravesada por un pensamiento social-artístico del diseño arquitectónico en un país inestable económicamente y contextualizada en una estructura urbanística muy desigual. 
          
    º Título: 
Dado que el enfoque es el impacto social de la arquitectura en una ciudad latinoamericana a través de la calidad de diseño y la sustentabilidad, el título elegido es Una pieza en el rompecabezas de una ciudad latinoamericana. Ya que el énfasis estará puesto en la calidad de diseño de la vivienda construida por Berzero y la en relación con la compleja problemática económico social de la ciudad latinoamericana.


Una pieza en el rompecabezas de una ciudad latinoamericana
¿Cómo puede ser entendida una arquitectura nacional cuando la “absorción de la modernidad” nos ha llevado a no distinguir entre una arquitectura suiza, japonesa o chilena? Rem Koolhaas[1].








    Bº Cáceres




Hacernos esta pregunta es necesario para situar la arquitectura latinoamericana y sobre todo la arquitectura cordobesa tomando como ejemplo la Casa Estudio Refugio Urbano. Construida por Berzero y Jaros, inmersa en una ciudad en la que la identidad cultural – arquitectónica es una mezcla compleja de proyectos urbanos públicos y privados que funcionan como un rompecabezas al que parecieran faltarle piezas. Por un lado, por la ambición política de tratos millonarios con empresas privadas sin regulaciones urbanísticas; y por otro por la imposibilidad económica de los privados de contratar profesionales en la obra privada, ambos hechos y factores convierten a la ciudad en este rompecabezas complejo. El mercado plantea normas que juegan los grandes empresarios o sectores adinerados. En este espacio la arquitectura se diluye, junto a la construcción identitaria y cultural de la que forma parte. Los modelos estereotipados de vivienda se imponen, instalando la idea de que una persona con recursos debe construir su casa propia con el “modelo ideal” que el mercado inmobiliario nos vende. Es como vivir el “sueño americano”, pero en un contexto diferente, en el quien cualquiera que camine los barrios de Córdoba se dará cuenta que en la realidad el único sueño que se vive en las ciudades latinoamericanas es la de una vida digna, un trabajo digno y el de tener una ciudad accesible.
    “Afirmar que las ciudades deben ser competitivas no quiere decir nada, excepto legitimar las operaciones excluyentes y especulativas”, sostiene Jordi Borja[2]
Es en este contexto, en el que el Arquitecto Berzero construyo su vivienda sobre un galpón preexistente en el barrio Cáceres[2], con un proceso de diseño inverso al de construir una vivienda de cero y con una mirada compleja apostandoal diseño sustentable reinventando el sistema constructivo tradicional con el modo de uso del bloque cerámico. El cual mixturado con otros materiales de construcción tradicionales, como la chapa y el hormigón y el bloque cerámico con una composición morfológica novedosa (o ingeniosa), logrando mimetizarse como una pieza más de la compleja trama urbana, hasta en los detalles más impensados de las medianeras entre los vecinos y la calle. De esta manera se inserta en un tejido residencial de clase media-baja de una manera comprometida con el entorno, provocando una ruptura en los esquemas estereotipados de construcción de la vivienda moderna, laque suponen la necesidad de utilizar los mejores materiales y una idea de privacidad y seguridad que solo se encuentran en los barrios cerrados, alejados y poco integrados a la ciudad. Entendiendo esto como uno de los principales signos de la función social de esta vivienda, insertada en el corazón de un barrio humilde en el que el calentamiento social[3], se encuentra en todas las esquinas.

Esta arquitectura nos lleva a pensar trabajos como los del Arq. Togo Díaz[4], sobre la construcción de edificios en la ciudad de Córdoba, a través de un lenguaje expresivo y una composición arquitectónica volumétrica, construidos también con un material
tradicional por excelencia como es el ladrillo, (con los mismos materiales que se utilizan para la estructura) pero usado de manera convencional busca con su diseño un fin trascendental. Creando una imagen propia que arma un contexto creado por él mismo, pero abriéndose a las necesidades y las problemáticas locales y latinoamericanas.
Tal vez, la reinvención se acerque más a como lo hizo el Arq. Diébédo[5] en sus obras, la clínica quirúrgica leo - centro de salud, la escuela secundaria de Dano o la extensión de la escuela primaria de Gando, en un contexto muy distinto pero que comparten las mismas consecuencias del capitalismo, con la inteligencia de reutilizar los materiales más económicos y disponibles de la zona. Hasta algunos no propios de la arquitectura -como las vasijas usadas para filtrar la luz y aclimatar la biblioteca de la escuela-haciendo uso de los métodos constructivos de las comunidades que lo habitan, creando así, una arquitectura comprometida con la imagen urbana en la que se insertan.

Interior de la biblioteca con la luz filtrada por las vasijas.

Manejo del ladrillo por José Togo Díaz 
Destaco estos ejemplos, porque en la vivienda de Berzero se observa una resolución en algunos puntos muy similares, y es la de utilizar el contexto en el que se insertan de una manera muy particular a través de los materiales usados y proponiendo una mirada a contrapelo en la manipulación del sistema constructivo tradicional que redunda en una inédita composición expresiva.






En cuanto a los ambientes logrados en el interior de la vivienda, en un terreno tan chico y con unas construcciones preexistentes, son de una gran calidad espacial. Lograda aprovechan-do parte de lo existente, la reinvención del volumen con medianeras permeables, los revestimientos de chapa ondulada blanca y también usando recursos típicos de los arquitectos modernos, como el hormigón armado con dos grandes vigas que atraviesan la casa y sostienen los dos pisos superiores creando un espacio de luz libre de nueve metros.
Con estas características y propuestas de diseño, la vivienda evidencia la práctica de conocimientos profesionales e intencionados, con una resolución que logra, de una manera inteligente y eficaz los requerimientos que esa familia necesita, proponiendo una solución específica y no generalizada.
 El Arquitecto demuestra que se puede lograr una arquitectura que respete el contexto en el que se inserta a través del lenguaje y la calidad de diseño, con una propuesta puntualizada y contextualizada, utilizando los recursos paisajísticos, urbanos y geográficos, comprometida con los habitantes de la ciudad entendiendo sus problemáticas tanto económicas, políticas y sociales.
No creo que esta obra tenga la solución para las problemáticas de la arquitectura en las ciudades latinoamericanas, pero si una que demuestra poseer un compromiso y una búsqueda de soluciones para una imagen intencionada de una ciudad. Alejada del planteo de Koolhaas, pensando en sus necesidades y esquivando el modelo ideal propuesto por el mercado, ha logrado transformar los problemas en herramientas para el diseño, y que la calidad de los materiales no sea lo que cualifica la arquitectura, sino la forma en la que son utilizados, con recursos más accesibles para las personas que sueñan con la casa propia.



[1]Pregunta hecha por el Arquitecto Neerlandés Rem Koolhaas en la bienal de arquitectura sobre la exposición de América Latina en construcción: Arquitectura 1955-1980. Fuente http://criticadearquitectura-faudunc.blogspot.com/p/actualidad-2015.html
[2] Borja, Jordi. Revolución urbana y derechos ciudadanos.  Café de las ciudades, Buenos Aires, 2014.
[2]El barrio Cáceres, es un barrio de Córdoba Argentina bastante descuidado y con poco mantenimiento de infraestructura urbana, cercano al centro de la ciudad y próximo a uno de los lugares con mayor calidad paisajística de Córdoba, la cañada.
[3]Calentamiento Social. …” Significa que hay muchas familias en Latinoamérica que el estado no le pone atención hace tiempo” … Arq. Gustavo Restrepo agosto 2013. Fuente https://www.youtube.com/watch?v=pdf0c2tx_-k
[4]José Ignacio Diaz. Arquitecto nacido en Córdoba Argentina.
[5]Diébédo Francis Kéré. Arquitecto Africano nacido en Burkina Faso con estudios en Berlín.


 2    E4_Agustín Rennella                                       


º  Posicionamiento, intenciones y fines:
  La intención del ensayo es exponer una interpretación del edificio del Campus Virtual de la Universidad de Córdoba mediante una reflexión intelectual fundamentada.
 A través de un mecanismo critico pretendo interpelar a la obra para encontrar verdades ocultas a simple vista y así obtener una visión ontológica más completa para poder valorar éticamente, acorde a mi posicionamiento, la calidad de diseño del objeto arquitectónico y como éste responde a la función social para la cual fue creado.
 º Título: 
También soy un edificio, es una humorada inspirada en los dibujos del libro “Aprendiendo de Las Vegas” de Robert Venturi, Denise Scott Brown y Steven Izenour y su teoría sobre el rol simbólico-comunicacional del lenguaje en la arquitectura.
 Con este título pretendo abrir el debate sobre los edificios-monumento y cuál sería el marco ético que los avala o los condena.
 El término clave que le aporta un tono sarcástico al título es la palabra “también”. Ésta podría ser entendida como “así mismo” o “igualmente” pero la traducción que más se ajusta a mis intenciones sería “en añadidura”, indicando que el carácter de edificio (entendido como un objeto habitable) es un aspecto secundario de esta obra.



También soy un edificio



Ambas aspiraciones son muy diferentes entre sí y a priori no serían complementarias. Supone un esfuerzo de diseño muy grande aunarlas en su justa medida y la evidencia nos lleva a preguntarnos qué aspectos de esta obra se condicen con el cambio de paradigma. ¿La obra logra reflejar la función de vanguardia en su interior mediante su imagen constructiva y tecnológica, como sostiene Mcluhan, o es más bien solo un medio para satisfacer necesidades simbólicas  conmemorativas y de puerta? Y si ese fuera el caso, ¿se justifica la inversión de casi 80 millones de pesos para un cartel de bienvenida?

 El edificio demuestra decisiones de diseño regidas por intenciones comunicativas al mejor estilo de un monumento venturiano. Al parecer éstas primaron por sobre la función que alberga en su interior y habrían condicionado el proceso proyectual al punto de definir concretamente la obra mediante el lenguaje, el cual determina directamente la imagen del proyecto.

 A la hora de diseñar la organización funcional, los autores optaron por el apilamiento vertical de convencionales plantas libres, para conseguir un objeto alto que se eleve sobre la vegetación y, con el objetivo de hacer un edificio lo más pregnante posible, tomaron la decisión lingüística de reformular una forma moderna pura y simple -como lo es un cubo blanco a una escala monumental-  de manera tal que contraste con el entorno y llame la atención de los transeúntes.

 De esta espacialización sería cuestionable que las computadoras de alta prestación, que conforman el centro de procesamiento de datos de la prosecretaria de informática, el verdadero corazón del proyecto, no se encuentren en el edificio, sino que están ubicadas en el Data Center, un edificio apéndice independiente e inconexo. Esto ocurriría porque el proyecto no partiría de una búsqueda comprometida con su función vanguardista, sino que resultaría de decisiones que tienen que ver con los anhelos expresivos del edificio que, al parecer, quiere ser visto desde afuera para marcar el portal a ciudad universitaria.

Pero por otro lado al trabajar con tecnología y materiales locales, como el hormigón visto en la estructura, y un doble cerramiento de vidrio y metal perforado en la envolvente exterior, el edificio busca cumplir con las premisas de sostenibilidad ambiental.
La piel metálica separada de la carpintería contribuye al control climático del edificio ya que funciona como un filtro ventilado que lo protege de la incidencia de los rayos solares, mejorando así la eficiencia energética del proyecto. Esta pasarela que rodea el perímetro del edificio en todas sus plantas es destacable, porque este espesor habitable puede usarse como un espacio técnico para limpieza, mantenimiento del edificio, o de expansión para los usuarios.

Además esta piel metálica, bajo la luz del sol, hace que se vea como un volumen sólido, pero de noche la luz del interior toma protagonismo haciendo que la fachada se vea translúcida. Este simple gesto habla de un sabio manejo de los materiales en el sentido estético y funcional, que acercaría al sentido de cambio de paradigma de la obra.


 La estructura independiente posibilita un modelo de planta libre dando como resultado un espacio flexible de identidad genérica que resulta enriquecido mediante el uso de recursos modernos como dobles alturas, balconeos y una rampa de acceso desde planta baja que favorece el flujo de movimiento de las personas y la conexión con el espacio público. Aun así, a pesar de que la calidad resolutiva de esta obra denota mucho profesionalismo por parte de sus autores, hay que reconocer que su propuesta reflejaría en algo el cambio de paradigma, con los recursos para doble efecto -día/noche-, ya que este efecto y recursos espaciales y materiales responden a la arquitectura moderna.
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 Remitiéndonos al texto “Dialogo ficticio: Para una teoría y una ética del artefacto” de Rafael Iglesia [7] (basado en los escritos de Mario Bunge), sería lógico valorar a los edificios, más allá de su utilidad y apariencia, teniendo en cuenta si ocultan o no desatinos o imprecisiones en sus encargos y su diseño. Debemos preocuparnos para que éstos, sobre todo si se trata de edificios públicos, persigan el bien común para que los seres humanos nos desarrollemos, interactuemos, convivamos y nos expresamos libremente, preservando el medioambiente que nos rodea y el manejo eficiente de los recursos que demanda la construcción. Que las obras de arquitectura nos beneficien o perjudiquen depende del uso que les demos y de nuestras intenciones previas a su ideación, diseño y proyección.

 Espero persuadir a los arquitectos, y a todos los agentes que toman decisiones de relevancia para la ciudad, para que recapaciten y no levanten edificios (o monumentos) que representen inversiones millonarias de no ser estrictamente necesario, y mucho menos que utilicen acontecimientos para justificarlos. Nuestra realidad socioeconómica (con más carencias que abundancias) no nos permite el despilfarro de nuestros recursos.
  En la actualidad, el desarrollo cotidiano de la vida de las personas está profundamente arraigado al uso de dispositivos electrónicos. Esta realidad repercute directamente en las ciudades que habitamos puesto que estos artefactos han logrado remplazar funciones que históricamente se localizaban en un espacio urbano determinado. Al menos así lo plantea el doctor Roberto Fernández en su artículo “Marshall Mcluhan: Arqueología de la ciudad mediática”[1], donde explica cómo el avance de la tecnología informática destinada a la comunicación supone la ruina del espacio público, ya que supone el deterioro de su uso.

 Una realidad totalmente opuesta a lo que imaginaban los miembros del grupo Archigram cuando irónicamente diseñaban la “Plug in city” poniendo énfasis en el rol de la infraestructura y los componentes físicos de la ciudad. Un enfoque nuevo y fascinante para la época, puesto que entendía la urbe como una mega estructura en constante evolución a la que se le iban “enchufando” residencias y servicios.
 En aquel entonces la imaginación estaba concentrada en el hardware urbano, pero los avances tecnológicos de los dispositivos en materia de software son los que han revolucionado la ciudad. Con palabras del mismo Mcluhan podríamos decir que:

 “Todos los medios son prolongaciones de alguna facultad humana, psíquica o física. (…) La tecnología es una extensión de nosotros mismos ya que el hombre, tras implementarla, se ve envuelto en ella y le es complicado reconocer su propia forma. (…) Los medios, al modificar el ambiente, suscitan en nosotros percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier sentido humano modifica nuestra manera de pensar y de actuar porque previamente ha modificado nuestra manera de percibir.” [2]

 Estos avances han provocado cambios tan profundos en el modo de vida de los usuarios, que pueden verse traducidos en las nuevas formas de apropiación del espacio público o, mejor dicho, en las nuevas formas de desapropiación.
 Hoy en día, el espacio concreto como medio posibilitante del intercambio humano de cualquier índole, ha quedado obsoleto. Las relaciones sociales se dan a través del espacio virtual por lo que sería más correcto denominar a la urbe posmoderna como la “Plug me in city” en vista de que somos nosotros quienes nos enchufamos a la ciudad desde nuestros introvertidos habitáculos conectados a internet para socializar, tramitar y consumir.

 En este contexto y en la ciudad de Córdoba, por la conmemoración del centenario de la Reforma Universitaria, en junio del año 2018, quedaron inauguradas las obras que forman parte del “Portal del Centenario” en el ingreso a Ciudad Universitaria por el Boulevard Chacabuco.



 Comenta el arquitecto Ian Dutari, titular del área de planificación estratégica institucional de la Universidad Nacional de Córdoba, sobre el Portal del Centenario de la Reforma Universitaria:

 “La idea es construir un portal constituido por tres edificios que es la bienvenida y la cara visible de la Ciudad Universitaria para con los habitantes de su ciudad. (…) En el centro de esta puerta hemos construido un monumento que reconstruye la foto icónica de 1918 donde se puede ver a los estudiantes tomando el viejo rectorado. Hacia el oeste se encuentra uno de los edificios, la sede de la Federación Universitaria de Córdoba es decir la Casa de los Estudiantes y hacia el este se ubica el edificio del Campus Virtual.”[3]

 Las nuevas edificaciones que conforman el portal suman una superficie aproximada total de 5.100 m² y una inversión -proveniente de las arcas públicas-  que superó los 77 millones de pesos.[4]
 En una época donde claramente el espacio construido está siendo sustituido, el edificio del Campus Virtual  resulta paradójico porque, está dotado de una imponente presencia corpórea, destinado a constituir un portal físico de ingreso a la Ciudad Universitaria, pero no propone en su interior el encuentro de los individuos cara a cara en un espacio determinado, sino que habilita la participación de los miembros de la comunidad educativa en el escenario virtual que responde al paradigma tácito de la informática. Aunque lo paradójico lo hace muy actual.

Se supone que este objeto arquitectónico deriva del encuentro entre las crecientes necesidades educativas de la población universitaria y las nuevas tecnologías aplicadas a la transmisión de información. La Universidad Nacional de Córdoba afirma que:

 “Cada vez son más numerosas las demandas de formación y la educación presencial no puede satisfacer todas las necesidades. A ello se le suma la capacidad que hoy tenemos de utilizar los recursos tecnológicos y de multimedia para acercar a toda la población, independiente de su localización geográfica o situación socioeconómica, los contenidos académicos necesarios para el desarrollo de su profesión, oficio o actividad.”[5]

 La necesidad constituye de por sí un problema cuya resolución tiene que ver con cómo será ese edificio y cómo se lo puede construir. Pero, de todas las formas posibles que pudo haber sido, ¿por qué fue así y no de otra manera? ¿A qué responde concretamente su diseño?
 El arquitecto Daniel Huespe, uno de los autores del proyecto del edificio del Campus Virtual, nos explica que:

 “Este proyecto fue realizado a través de un concurso público nacional y la idea fue generar un icono basado en la reforma universitaria de 1918 (…) que en ese entonces fue un cambio de paradigma de la educación y esta obra, cien años después, también significa un cambio en la manera de enseñar, ya que responde a una educación virtual.”[6]

Su discurso, al igual que el de Dutari, inicia atribuyéndole el punto de partida del proyecto a la premisa de crear un nuevo referente para la comunidad de cara al nuevo paradigma de la educación virtual. Eso nos indica que, en realidad, este edificio sirve a un doble propósito: por un lado, debe funcionar como la sede de producción, gestión y administración de material audiovisual educativo destinado a una comunidad que accederá a él mediante un espacio en Internet, y por otro debe consagrarse como un hito urbano que enmarque la entrada a Ciudad Universitaria conmemorando un acontecimiento histórico.


[1]. Roberto Fernández, “Marshal Mcluhan: Arqueología de la ciudad mediática”, Revista Summa+ 159, Argentina, 2017, página 131.
[2].  Marshall Mcluhan, “The Medium is the Massage”, Estados Unidos, 1967, páginas 26 y 41.
[3].  Canal U, “Ian Dutari por la inauguración del Portal del Centenario, Campus virtual y Casa de los Estudiantes” (https://www.youtube.com/watch?v=dH7YAkBANO4),05 de junio de 2018.
[4].  https://centenariodelareforma.unc.edu.ar/2018/06/06/, 06 de junio de 2018.
[5].  Campus Virtual UNC, “UNC-Campus Virtual” (https://www.youtube.com/watch?v=cezSLdhsKPI&feature=), 15 de agosto de 2018.
[6].  Canal U, “El Portal del Centenario de la Reforma en la UNC (Parte ll)” (https://www.youtube.com/watch?v=muDz7RU8RM0&t=),05 de junio de 2018.
[7].  Rafael E. J. Iglesia, “Dialogo ficticio: Para una teoría y una ética del artefacto”, Revista Summa+ 129, Argentina, 2013, páginas 118 y 119.













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