producción 2013

Ensayos de crítica propuestos en el curso 2013, de acuerdo a la cuestión: ¿la modernidad superada?
1_La invasión mediante la evasión. Laura Giorgiotti
2_La ciudad de sus sueños. Candela Sánchez Huber
3_Práxis… Arquitectura, política y sociedad. Ignacio Sombra
4_¿Y aquí, dónde quedo el “cordobesismo”? Julio Sánchez

¿La modernidad superada?
BARRIOS GUETO I
1       E4_ LAURA GIORGIOTTI

LA INVASIÓN MEDIANTE LA EVASIÓN

G H Well describió[1] hace poco más de un siglo el último estadio de la evolución humana como dos mundos superpuestos y contrapuestos literalmente. Una mitad alcanza la utopía hedonista a la luz del sol, el otro la vive en la distopía bajo la tierra en la oscuridad y aun así, son indisociables, tangenciales, se temen pero no pueden existir el uno sin el otro sino hasta su desaparición total; aniquilados por la misma naturaleza sin haber llegado nunca a un acuerdo igualitario.
Los medios de comunicación nos describen a diario las oscuras y peligrosas cuevas de los Morlocks alternados con ingeniosos folletos de marketing de grandes constructoras invitándonos a vivir como los Eloi en barrios idílicos, periféricos a las cuevas.  
La ciudad segregada existió siempre, con más o menos matices de grises, pero existió y existe. La disconformidad con el medio urbano también. Particularmente después de la Revolución Industrial acompañada siempre de utopías sociales plasmadas en inventivos diseños de urbes donde se materializaría esa vida utópica. Sin embargo el avance del sistema capitalista avalado por su laissez faire fue quizás el principal impulsor de las brechas actuales e introdujo interesantes variables en el concepto de viviendas insertas en un entorno natural, registrables desde la edad antigua hasta nuestros días.
La ciudad es una construcción artificial, humana, pero sobre todo es una construcción social, no puede haber ciudad sin sociedad y no puede haber sociedad sin diversidad.
En un proceso que se inicia a nivel mundial en las décadas del ´60 y ´70 bajo la consigna de buscar seguridad y naturaleza en una ciudad caótica y desordenada abandonada progresivamente por un Estado de bien-estar decadente, fueron apareciendo en los cinturones periféricos de las grandes ciudades manchas urbanas delimitadas por cercos y con acceso controlado, ghettos que solo se diferencian del ghetto de los pobres por la voluntariedad del acto migratorio y la provisión de servicios públicos (aval evidente del Estado). Este proceso tiene su inicio en Córdoba, en la década del ´90, 13 años después, el conjunto de manchas es comparable a la superficie de la ciudad de Santa Fe[2], otra de las capitales provinciales del país.
Cabe preguntarse si las necesidades que empujan el proceso migratorio son reales o imposiciones del mercado, si lo son, entonces compete a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, en un arrebato individualista y en una oportunidad inversionista, importantes grupos de ciudadanos deciden reterritorizarse en barrios cerrados que prometen una ciudad utópica dentro del siglo XXI pero sin la carga social y humanística de las de siglos pasados.
Es la vivienda la célula básica del barrio, órgano constructor de la ciudad, atravesado y perimetrado por arterias de circulación y perforado por el espacio público, aglutinante de los habitantes de estas células ¿Podemos entonces, considerando estos elementos hablar de barrios cerrados o solo podemos referirnos a comunidades cerradas?
El barrio cerrado es una especie de simulacro urbano donde se establecen normas rígidas y estrictas además de límites materiales y virtuales que aseguran la homogeneidad de sus habitantes, acompañadas también de regulaciones al respecto del uso y prácticas dentro del mismo, bajo los preceptos seguridad, contacto con la naturaleza y básicamente la necesidad de ¨vivir entre nosotros¨. Sin embargo, se suprimen los elementos básicos estructurantes de la ciudad real y de la sociedad misma. No se puede allí hablar de espacio público, de calle, de plaza, de verde.
 El espacio público se transforma simplemente en un espacio de uso común, cuando debería estar fundado en el intercambio y la heterogeneidad, donde las funciones son múltiples y se yuxtaponen. La calle, no responde ya al acuerdo entre partes del que habla Kahn[3], ya que no existen siquiera donantes para la materialización de la acera, de la vivienda se cae de forma directa a la calle donde solo transitan vehículos a una velocidad también normada. ¿La plaza? No hay necesidad de plaza real, ya que no hay necesidad ni deseo de expresarse, debido a la homogeneidad, todo está establecido, implícita o explícitamente. Al respecto del verde, es simplemente un elemento ornamental más establecido dentro de la normativa que aporta a la escenografía del simulacro urbano.
Pero debido a la homogeneidad de función, es necesario salir del simulacro para realizar tareas inherentes a la vida diaria, es allí donde surge otro nicho de mercado. La ciudad real en torno a los barrios muta con su aparición y expulsa también a la población de la ciudad real[4]. Se construyen en torno a ellos oficinas de categoría, centros y polos comerciales destinados específicamente al poder adquisitivo de quienes habitan en estos barrios, por lo que el radio de impacto de estos no se limita simplemente a sus muros.
El barrio cerrado implica así una fragmentación fuertemente marcada a nivel urbano y social, cuya desaparición implica un atentado a una propiedad privada ya instaurada producto de la desatención del mismo Estado incapacitado ahora de borrarla, pero aún a tiempo de detenerla y a tiempo también de tomar las riendas de una problemática creciente tanto en Argentina como en América Latina que tiene que ver con una pésima distribución del espacio y un libertinaje de la mano privada capacitada económicamente para solventar falencias de ese Estado con soluciones parciales y un discurso basado en la falacia, acorde a necesidades ficticias e impuestas por un mercado que excluye a gran parte de la población.
No se puede desatender la problemática que genera el barrio cerrado, pero es necesario focalizar las energías intelectuales y fácticas en la ciudad real, que tiene que ver con una vida y una sociedad real donde reside la mayor parte de la población para hacerla realmente habitable, inclusiva y democrática dentro de las posibilidades de nuestra realidad posmoderna de forma que, quienes viven en ella puedan realmente habitarla y los hijos de quienes decidieron migrar, puedan volver a hacerlo, pero fuera de los muros que los aíslan. Es en esta ciudad real donde puede resolverse el divorcio entre la cívitas y la urb[5] suprimiendo la amenaza de que la división de bienes resultante del mismo, mantenga en la superficie a algunos y entierre a otros, obligándolos a salir solo para alimentarse de los restos.




[1]G H Well  ¨ La máquina del tiempo¨– 1895 – Novela de ficción - Relata la realidad de la humanidad en el año 802.701 en uno de sus viajes en el tiempo a partir de una suposición del devenir de su realidad del siglo XIX en base a la división de burguesía y proletariado.
[2] Hasta 2007 las urbanizaciones cerradas ocupaban 52 Km2 en Córdoba y Gran Córdoba; Bruselas, Bélgica ocupa  32 Km2 y la Ciudad de Santa Fe 65 Km2 – Fuente: ¨ El desafío de los barrios cerrados¨ Diario La Voz del Interior  - 21/11/2010
[3] Louis Kahn se refiere a la calle, la plaza, el verde y la escuela como instituciones irreductibles resultantes del deseo del hombre de encontrar aquellas fuerzas que lo llevan a ser. Las considero variables de análisis para la comparación.
[4] Caso clave, el conjunto de barrios cerrados de Pilar, Buenos Aires. Concentra un tercio de los barrios cerrados de capital e implica en nacimiento de un importante polo comercial sobre Panamericana cuya construcción requirió la erradicación de asentamientos ilegales y obligó a la migración de asentamientos de clase media. Existe en Córdoba también, pero de forma menos marcada, el paseo Rivera Indarte.
[5] Olivier Mongin plantea en su libro ¨ La Condición urbana. La ciudad en época de la mundialización¨ (2006) una disociación entre urb y cívitas como uno de los agentes impulsores de la fragmentación de la ciudad.


BARRIOS GUETO II
2       E4_ CANDELA SÁNCHEZ HUBER

1- De acuerdo a mis convicciones creo que es indispensable que una obra ya sea de carácter público o privado, cumpla con un rol social. Esto quiere decir que tengo en cuenta los intereses y derecho de los ciudadanos, con calidad en el diseño y que no sea una obra netamente con fines comerciales o económicos. Esta debe atender a los derechos de las personas para una vida digna.
La intención de este ensayo radica en poder hacer una mirada holista de esta problemática para hacer una
reflexión acerca de lo que estamos viviendo hoy en día, y poder darnos cuenta que los que deberían protegernos y ayudarnos, están cada día mas lejos de esto, por el contrario, ponen en primer lugar sus intereses personales y son estos los que llevan a falsas prácticas sociales.
Pero personalmente creo que no estamos libres de culpas, ya que como pueblo deberíamos luchar por los
derechos de quienes no tiene pueden hacerlo.
2- Título: “ La Ciudad de Sus Sueños ”, esto es debido a que como explicare a lo largo del ensayo crítico, esta obra seleccionada, toma el carácter de una arquitectura que no toma conciencia de la problemática puntual que acoge a gran parte de la sociedad, por el contrario, esta surge con el solo fin de tapar intereses particulares del estado. Es por esto que me resulto apropiado utilizar la palabra “sus sueños” ya que la política publica estaría haciendo de nuestra ciudad, lo que a ellos les conviene.
Esta obra será cuestionada principalmente desde el punto de vista del rol que debería cumplir el estado,
como protector de la sociedad. Esto llevara a realizar una crítica de raíz a cerca de la problemática de las
viviendas sociales y su funcionamiento.

3- Ensayo crítico:


“La Ciudad de Sus Sueños”

“Ciudad de Mis Sueños” se encuentra emplazada a 14 kilómetros del centro de la Ciudad de Córdoba. Es una de las tantas respuestas habitacionales del programa “Mi casa, Mi vida”, el cual surge de una política de erradicación de villas y asentamientos (uno de los más grandes es Villa La Maternidad) realizada por el
gobierno cordobés.
Los traslados de los actuales pobladores fueron traumáticos, muchos de ellos se resistieron antes y otros se manifestaron después por las condiciones en que habitan. En este sentido la política de vivienda social “Mi casa, Mi vida” surgió a partir de la fantasía de la inclusión, lo cual no fue justamente así.
Luego de que los pobladores habiten el barrio Ciudad de Mis Sueños, notaron que no era la manera correcta de incluirlos con la sociedad, por el contrario, se sintieron muchas veces marginados.
Es preciso cuestionar ciertos puntos.
Alejar a cientos de personas del centro de la ciudad, ¿es una política de inclusión?
Estos pobladores no cuentan con la infraestructura, transporte público, servicios indispensables para vivir dignamente, ni ayuda económica para la mantención de las viviendas. ¿Esto, dignifica a quienes más lo necesitan?
El estado estaría abusando de las condiciones de los habitantes que no tienen otra opción más que tomar esta vivienda y verse obligados a excluirse del resto de la ciudad, alejándose de sus trabajos, familias, etc.
Para continuar considero necesario citar (…) El programa que se recibe y la traducción arquitectónica que se le da, deben venir del espíritu del hombre y no de las instrucciones materiales. (…) como dice Louis Kahn, el espíritu del hombre, la ética es una herramienta indispensable a la hora de ser un buen profesional.
¿La ética fue puesta en práctica por los arquitectos responsables de construir las viviendas sociales?
Luego de analizar estas viviendas, pude sacar mis propias conjeturas, y darme cuenta de la baja calidad. La sucesión de estas viviendas no es más que una sumatoria de fachadas coloridas, que solo crean un impacto visual y causan sensación de inseguridad para quienes pasan a 100 kilómetros por hora por la ruta 9. Por el contrario, para los habitantes del barrio-ciudad es el único espacio que tienen para vivir.
Ellos pasan sus días en estos espacios reducidos y precarios, de baja calidad y hacinados, ya que la cantidad de personas que viven en una unidad habitacional supera los 3 o 4 habitantes por vivienda.
Este ensayo tiene como misión cuestionar esta situación para poder mejorarla, y tomar conciencia de lo que está sucediendo.
El estado debe atender los derechos de todos los ciudadanos, de todas las clases sociales y lograr una equidad, ya que todos somos iguales y tenemos los mismo derechos, a una vivienda digna, a un trabajo digno y por sobre todas las cosas a la inclusión social.
Nosotros como futuros arquitectos debemos emitir juicio justo, y este dependerá de una buena formación, de principios y convicciones, para que el día de mañana podamos desde nuestro lugar, evitar estos errores, que hoy en día están pagando cientos de personas que no lo merecen, y todo esto gracias a que quienes deben velar por nuestra seguridad y nuestros derechos, se vieron tentados por grandes inversores.
Solo nos resta reflexionar a cerca de nuestro actuar, y poder hacer una auto-critica, para que el día de mañana podamos ser buenos profesionales, y podamos dejar algún mensaje en la sociedad, pero no con la arquitectura como obra de arte, sino como un hecho simbólico que aporte algo de gran utilidad para quienes lo necesiten.

















¿La modernidad superada?
HITOS URBANOS Y ESPACIO PÚBLICO I
3       E4_ IGNACIO SOMBRA

Praxis... Arquitectura, política y sociedad

Alguna vez nos preguntamos porque vivimos en una sociedad tan tensa, una sociedad que se mueve casi con
total desinterés y falta de respeto de uno hacia otros. Los medios hoy nos muestran una realidad un tanto dura, asesinatos, homicidios, secuestros, inflación, crisis, desempleo, etc. ¿A caso esto forma parte de la lucha actual que mantienen los medios con los gobernantes de turno? ¿Será esto parte de una escena paranoica armada por los medios para desestabilizar las bases del gobierno actual? Es un tanto difícil llegar al final de la cuestión, y sería muy necio negar que la situación a la cual nos enfrentamos en nuestro día a día no es la óptima, por lo cual considero que asumir la realidad en la cual estamos inmersos es el primer paso para poder revertir la situación, proponiendo diferentes soluciones o medios que tengan como único fin, el mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad. Al llegar la noche, lo que realmente importa en esta vida no es más que la felicidad humana. “Es posible un mundo con una humanidad mejor. Tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida". [1] En este punto nos preguntamos, qué podemos hacer nosotros como ciudadanos para revertir la situación o qué puede hacer un arquitecto desde su lugar para fomentar las buenas practicas que todavía prevalecen en nuestra sociedad.
A mi temprano juicio, creó que tenemos gran parte de la llave que permita el cambio a futuro. Esto puede ser observado en condiciones similares fuera de nuestro país. Es el caso de Medellín - Colombia, que con su grupo de arquitectos que apuntaban al progreso social, generaron un plan urbano dotando a los espacios conflictivos y degradados de la ciudad, de equipamientos culturales con alta calidad de diseño sin perder la noción del contexto. Las acciones son variadas, el fin debería ser el mismo.
Veamos un caso de lo que hacen nuestro gobierno y arquitectos locales para mejorar la situación actual. Tomemos como objeto de estudio el nuevo Centro Cívico de la Provincia de Córdoba, del Arquitecto Lucio Morini. Al analizar nuestro caso varias interrogantes saltan a la vista. ¿Estamos frente a un edificio “Público”?, ¿Esta pieza representa al “estado” frente a la sociedad? Comencemos por el principio. Desde la implantación, observamos una postura acertada. Ante la tendencia de dejar los mejores suelos al negocio inmobiliario, el estado plantea recuperar esta zona degradada y hacer presencia mediante un edificio emblemático que representa al Ciudadano de Córdoba. Pero ¿de qué forma el estado hace presencia?
El autor dice, “Nos parece importante que el estado tenga una imagen ante la sociedad, no que trate de pasar desapercibido como en cierta época...” [2] Aquí es cuando el objeto comienza a plantear ciertas dudas. ¿Acaso el lenguaje y expresión de este edificio son una “imagen del estado ante la sociedad” ? Pasemos al análisis de la pieza desde el entendimiento de la arquitectura como símbolo. Si lo que se busca es materializar la existencia del estado en la tierra, podemos decir que el edificio no corresponde a esto. Su lenguaje sumamente formal, fue basado en las obras de arte de Víctor Vasarely, desarrollado mediante una gran piel de hormigón que parece no cumplir una función más que estética, ya que no sostiene cargas estructurales del edificio en sí y por el contrario, carga sobre el sistema estructural independiente. Esta imagen casi escultural, es remarcada por el uso del cristal tintado negro sin un apropiado estudio sobre la sustentabilidad, asoleamiento y el consumo energético requerido por la obra, para mantener en su interior un clima confortable. Este uso del vidrio tintado, además fomenta la sensación de “hermetismo”, concepto no favorable para la situación actual que vive el ciudadano respecto a las entidades públicas de gobierno. Considero un desacierto por parte del arquitecto el uso de este material para esta situación, ya que produce un “control unidireccional” por parte de ellos, nuestros empleados, hacia nosotros y no desde nosotros a ellos. Aquí se remarcan las falencias a nivel sociedad, en cuanto a la relación con el otro y lo otro. En cuanto a la imagen perceptual, el autor dice “ el edificio es alto y bajo, gordo y flaco, lindo y feo...” [2] Esto puede ser un simple gesto y no del todo logrado, pero lo interesante de este concepto es que intenta ser un reflejo fiel de la sociedad. Lo que para uno es alto, para otro es bajo, lo que para uno es gordo, para otro es flaco, lo que para uno es bello, para otro es feo.
Párrafo aparte merece la cuestión económica que representó la construcción de dicho edificio. Cabe aclarar que la obra no fue llamada a concurso. Considero que el proyecto en su conjunto, no presenta un criterio lógico en cuanto a lo simbólico representativo y que ostenta una situación económica que no es fiel a las condiciones y contexto en la cual fue desarrollada. Esta obra, presenta problemas crónicos, sobre todo al tener en cuenta que tal superficie vidriada, de fachadas similares a para todas las orientaciones, conlleva a un gran consumo de energía invertida en equipos de aire acondicionado, y un gasto forzoso en mantenimiento tanto de los grandes “espejos de agua” como así también para la limpieza de la gran superficie vidriada que contiene el espacio. Por último, otro factor clave en el que el proyecto y su diseño del espacio público hace notar sus falencias, es en la sensación de seguridad. “La percepción de inseguridad y el abandono de los espacios públicos funcionan como un proceso circular y acumulativo. Si se pierden los espacios de interacción social, los lugares en donde se construye la identidad colectiva, también aumenta la inseguridad” [3] Como conclusión, considero de gran importancia manejar con suma precisión y sensibilidad crítica, el accionar del arquitecto dentro del laboratorio urbano. Hacer ciudad es más que dejar nuestra marca en la tierra, debería ser considerado como un delicado proceso de saturación de un tejido urbano socio cultural.

[1] -Pepe Mujica, Presidente del Uruguay. Palabras del discurso “Rio + 20” ante la O.N.U
[2] -Arquitecto Lucio Morini - Diálogos de la entrevista realizada por la Revista Virtual “Teleproyecto” n°1106
[3] -“Espacios públicos urbanos, pobreza y construcción social”. Olga Segovia y Ricardo Jordan. Cepal, Santiago de Chile 2005.

HITOS URBANOS Y ESPACIO PÚBLICO II
4       E4_ JULIO SÁNCHEZ

1)      El objeto del ensayo critico tiene por intención poner en crisis ciertos paramentos de la intervención arquitectónica Centro Cívico, desde la convicción de que la obra arquitectónica debe emerger de un conjunto de consideraciones que son parte de un contexto ambiental, tanto natural como cultural (clima - topografía – sociedad – hábitos – costumbres – tradición – patrimonio).
Por otra parte, considero indispensable la presencia del estado democrático en la sociedad, el cual debe expresarse, entre otras cosas, en la arquitectura.
También estimo que la ciudad debe pensarse y plantearse como una continuidad, evitando fragmentaciones, segregaciones, es decir favoreciendo la conectividad y en donde se potencie el uso del espacio publico.
Echar luz sobre las falencias que, a mi juicio, la idea del proyecto ni ha tenido en cuenta, con el fin de que en futuros proyectos se superen dichas falencias.

Motivadores críticos:
·         La mirada meramente extranjerizante
·         El capricho formal
·         Falta de identificación de la obra como sede del gobierno
·         Ideas de representación del estado solo como administrador
·         Escaso dialogo con el entorno
·         Falta de una propuesta para ser utilizado como espacio público

2)      Tema: Centro Cívico de la Provincia de Córdoba
Enfoque: Partirá desde una mirada local, pero que busca articular: A) lo local sin renunciar a lo global; B) el pasado con el futuro; C) la presencia del estado con una nueva imagen dende se expresen las concepciones democráticas del estado como servidor de la comunidad; d) el casco Céntrico con los barrios, salvando los obstáculos naturales (río Suquia) y artificiales (ferrocarril Mitre).
     Títulos posibles: ¿Y aquí, donde quede el “cordobesismo”? - ¿Dónde quedo el “cordobesismo”? -    
                                ¿Y el “cordobesismo”?

3)      Ensayo crítico

¿Y aquí, dónde quedo el “cordobesismo”?

El Centro Cívico: un turco en la neblina

“La arquitectura tiene una estrecha relación con la vida humana, con la creación de espacios para la relación entre las personas; por lo tanto, tiene mucho que ver con la voluntad colectiva de lo social y lo común, el poder político y económico son unas relaciones que por obvias, e incluso por redundantes, no son fáciles de tratar y actualizar de manera sistemáticas y críticas” (1).

Tomando estas consideraciones y haciendo foco en el Centro Cívico de la Provincia de Córdoba surgen los siguientes cuestionamientos, la generación de un proyecto poco enraizado en lo local; la representación simbólica de un estado como administrados (inclusive la falta de identificación como sede del gobierno); el capricho formal; la poca relación con el entorno, la falta de programa para su uso como espacio público.
Si hay algo difícil de erradicar es el colonialismo cultural, que aceptando, sin pasar por un tamiz, conceptos, ideas, formas, etc. que han sido elaboradas en otras latitudes. He aquí el edificio del Centro Cívico, una clara muestra de concepciones extranjerizantes, que se expresa en la tecnología y la forma, generando una imagen poco ligada a la fisonomía cordobesa, sin tener en cuenta la topografía, los materiales (tradición ladrillera en Córdoba) ni siquiera las orientaciones en pos de hacer un edificio más sustentable desde el punto de vista climático. Con respecto a la tecnología fue construido en una forma no tradicional para lo cual fue necesario importar piezas especiales para la construcción de la piel, conectores traídos de Alemania (2). Esta piel, inspirada en la obra del artista plástico Víctor Vasaraly, que se interesa en el arte óptico, busca su validación en un artista extranjero, cuando con solo recorrer el patio de acceso de la compañía de Jesús hubiese sido más fértil, como dice Martín Livsnovsky.
La morfología propuesta por Morini parece obedecer a un mero capricho escultórico. Más aun cuando se sabe que el edificio estaba pensado más esbelto y con una piel en el entramado más delgada, cambiándose el concepto estereotómico por una resultado próximo a lo monolítico. En la idea original no estaba concebidos los macizados de las aristas por esfuerzos de corte alejándose de la idea primigenia para sostener su antojo formal. Ello no significa negarse al uso de nuevas formas y tecnologías, como dice Niemeyer “La arquitectura tiene siempre una función social, y las nuevas utilidades y recursos de una sociedad se incorporan ahora como ha ocurrido siempre en una comunidad. El arquitecto no se puede negar a las nuevas posibilidades… no hay que despreciar ningún recurso ni ninguna herramienta”

Desde el punto de vista de la relación del edificio con el entorno creo acertada la intención de revalorizar el eje del Rio Suquia, la conectividad del centro con los barrios Juniors y Gral. Paz, a través de la calle Rosario de Santa Fe. Pero veo como deficiencia la poca relación que guarda con la estación del ferrocarril Mitre, debiera haberse articulado dos arquitecturas que pertenecen a distintos periodos, de manera que se integren de una manera más armónica, revalorizando la estación como patrimonio histórico de la ciudad.
Por otra parte, si la intención era poner en valor el Río Suquia, el Centro Cívico no sólo se debió situar a orillas del río sino vincularse con él, creando un espacio público que invite a la apropiación de sus márgenes por parte de los usuarios y no solamente que cumpla la función de destacar el edificio. Solo si hay una apropiación colectiva el espacio se transformara en lugar.

Si la obra Centro Cívico de Córdoba carece de color local; si es un mero capricho morfológico, si aparece desdibujada su función como centro de poder político, se me plantea los siguientes  interrogantes: ¿podrá convertirse en un icono de la sociedad cordobesa? Y lo que es más importante ¿sentiremos que nos representa?
Es prematuro aventurar una posición negativa al respecto, que dando sujeto al paso del tiempo.
También creo que si no es posible, ni siquiera conveniente, cerrarnos a las innovaciones, tendencias, tecnologías, conceptos emergentes de la globalización, debemos cuidar lo que nos identifica, aquello que nos hace diferentes, que promueve el sentimiento de pertenecía a una determinada comunidad. Solo así construiremos ciudades con identidad propia.














Notas:
(1) Josep Maria Montaner y Zaida Muxi. Arquitectura y política. Ensayos para mundos alternativos. Editorial GG, Barcelona, 2011, pp. 15 y 32.
(2) Waisman, Marina. La Arquitectura Descentrada. Editorial Escala. Bogotá, 1995.  
“…En lo que se refiere a la utilización de las tecnologías constructivas, es interesante establecer una comparación entre la actitud corriente  en países desarrollados y en el resto del mundo. Para europeos y americanos el camino hacia la alta tecnología ha sido el de una evolución sostenida, de tal modo que su adopción fue el modo lógico de responder a la propia circunstancia. A pesar de ello, su fácil disponibilidad no ha obnubilado a los arquitectos norteamericanos, quienes han seguido utilizando sus viejos métodos constructivos para sus casas, distintos según la tradición de cada región. Así, por ejemplo, han traducido sin ningún rubor el lenguaje purista del Racionalismo europeo a la liviana construcción de tablas de madera.
Los europeos, en particular los ingleses, los italianos, y algunos pueblos nórdicos, han seguido confiando al ladrillo buena parte de sus construcciones, o bien, como en las obras de Stirling de los años 60, han recuperado ciertas estructuras propias de su vieja arquitectura industrial.
Para el resto del mundo, en cambio, la alta tecnología se transformó en el símbolo del progreso y su utilización devino en signo equívoco de una modernidad aparente. Se ha comentado ya la relación de la técnica con el lugar, una relación que exige coherencia entre las condiciones del lugar y las exigencias de la implantación tecnológica.
Ahora bien, cuando el diseñador es capaz de escapar de ese canto de sirena, cuando supera el complejo de inferioridad que es una de las peores cargas del subdesarrollo, y mira hacia su propio medio, suele encontrar allí sugerencias tecnológicas que le hacen reflexionar acerca de las posibilidades de hallar caminos alternativos, más apropiados a los recursos económicos y humanos de su región. Son caminos que, adecuadamente trazados, no llevan atrás, hacia la mera recuperación de tradiciones o métodos superados por el desarrollo de comunidades, sino que por el contrario, impulsan hacia delante mediante el desarrollo fructífero de métodos y materiales. Tal es lo que revelan los trabajos de Eladio Dieste, los de Severiano Porto en Brasil, los de Edward Rojas en Chile, entre otros…”


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