producción 2018

Ensayos de crítica que se propusieron en el curso 2018, enfocados en la calidad de diseño y la función social de la arquitectura.

1_Baile de máscaras. Diego Garcia Libaak
2_La identidad y condiciones materiales pensadas desde la obra pública. Laura Mujica 



 1    E4_Diego Garcia Libaak                                       

º  Posicionamiento y enfoque: 
          Desde la cultura material, mirando el lenguaje como medio de expresión y la tipología          funcional en relación a su uso práctico y social. Considero que por ser una obra de              carácter público, no puede desentenderse de la realidad contextual ni ser ajena en                cuanto  a lo que transmite y el medio a través del cual lo hace, a la memoria del lugar          como construcción social. 
    
º  Intenciones y fines:
Develar en el lenguaje de la obra y el material que se utilizo como medio expresivo, sentidos del discurso externo en relación al interno y a la organización tipológica funcional del edificio, para arribar a una valoración, de acuerdo a su función social práctica y representativa a través de una interpretación de las intenciones de diseño y el efecto concreto de esta obra dentro su entorno y contexto.

º Título: Baile de máscaras
No existe una forma de ser genuina y por lo tanto ningún medio puede ser entendido como representación inherente de algo en ausencia de un conglomerado semántico cultural que lo avale. La intención es develar algunos de los posibles objetivos e intenciones particulares de los autores proyectuales y promotores políticos de la obra, y argumentar algunos de sus alcances. 


   aile de máscaras

El Hospital Municipal “Principe de Asturias” es obra intelectual de los arquitectos Ian Dutari, Santiago Viale Lescano y el ingeniero Alejandro Paz. Está ubicado en el Barrio “Villa el Libertador”, cuyo nombre ya sugiere el origen periférico del asentamiento que se encuentra al sur del ejido Municipal de Córdoba, fuera del anillo de circunvalación. El Nosocomio fue financiado por la Corona Española a través de un crédito otorgado al Gobierno Nacional Argentino en el marco FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo) bajo la Presidencia de Nestor Kirchner en Noviembre del año 2007 e inaugurado por Cristina Fernández de Kirchner junto con el vicegobernador de la provincia de Córdoba, Héctor Oscar Campana; el intendente de la ciudad, Daniel Giacomino y el cónsul español Rafael Soriano Ortiz en Octubre del año 2011.

El edificio proyecta en sus fachadas un orden rector geométrico a descifrar, que al mismo tiempo genera interrogantes acerca del proceso constructivo en relación al medio expresivo, para las condiciones particulares de este proyecto. Siendo una obra de característica pública, cuyos recursos  presupuestarios pertenecen a todos, aumentar los costos innecesariamente para revestir un material como el hormigón, que podría ser protagonista,  tiene que ser una decisión proyectual que responde a una lógica de otra naturaleza. Entonces, para aspirar a un juicio de valor  comprometido, es necesario pensar cuál es la búsqueda  detrás de este discurso lingüístico de fachada (Fig. 1)
Fig. 1.  Fachada norte, con el ingreso principal del Hospital Municipal Principe de Asturias.             . 2. Edificio Sant Angelo, Córdoba, Argentina.


El ladrillo macizo es hoy un material abundante de la manufactura regional, de excelentes prestaciones para las exigencias físicas del clima y un costo accesible para los límites presupuestarios de una obra pública que además favorece el empleo de mano de obra local. Y si bien la utilización de este material es una de las practicas constructivas más antiguas, posee arraigo al acervo expresivo moderno Cordobés por influencia del arquitecto Ignacio “Togo” Díaz, quien supo explotar un negocio familiar a través de su enorme capacidad profesional y así transformar al ladrillo visto en un elemento identitario en el imaginario disciplinar de los Cordobeses. Todas estas propiedades parecen ser concluyentes si se evidencia la necesidad política de integrar un barrio periférico con alta densidad poblacional mediante la incorporación de equipamiento público que privilegie el sentido de pertenencia, satisfaga necesidades básicas, beneficie la imagen de sus promotores y eleve al mismo tiempo el valor del suelo.

En lo que respecta al discurso puesto de manifiesto a través de este material, el mismo toma distancia de la impronta volumétrica del Togo (Fig. 2) y parece emparentarse con la lógica de espesor de Louis Kahn, en donde la dicotomía interior-exterior se potencia y el umbral que divide estas dimensiones se ensancha para convertir la experiencia en una procesión emotiva que glorifica la existencia de ese espacio posibilitado por límites materiales [1]. Mediante un juego geométrico rígido de aspecto abstracto moderno que interactúa con el asoleamiento [2], los autores fraccionan la extensa horizontalidad del edificio, al mismo tiempo que enmarcan sectores, delimitando áreas funcionales y resguardan la actividad de las inclemencias de la orientación norte recediendo una segunda fachada mucho mas etérea, compuesta por perfilaría metálica y vidrio (Fig. 1). Creando de esta manera un espacio intermedio, tal como lo hiciera Kahn para satisfacer requerimientos funcionales en contextos de recursos tecnológicos escasos y condiciones climáticas severas (Fig. 3).

Fig. 3.  Hospital Central, Dhaka, India.

Fig. 4.  Manifestación del discurso expresivo en las diferentes orientaciones.

Este discurso de profundidad, distancia y luz gastada [3], que en conjunción con el medio expresivo sugiere un espacio de contención, calidez y cierto misticismo reflexivo, cuya connotación es ajena al funcionalismo practico de la máquina de curar en su esencia más pura [4], no va a ser solo un formalismo y como se expreso con anterioridad, va a atender mediante sus elementos a los requerimiento ambientales del interior, manifestándose en los cerramientos de todas las fachadas del edificio a través de cribados, parasoles, encastres y rehundidos (Fig. 4). Búsqueda que va a contrastar con la lógica racional y esencialmente practica que predomina en el interior, en donde los revestimientos y el color blanco higienista acompañan una tipología funcional que se desarrolla en pabellones, un esquema en doble peine que a través de un hall de recepción y una galería de distribución articula cada una de las áreas de atención medica específica (Fig. 5). Este compendio funcional ya consagrado para edificios de esta naturaleza y con un emplazamiento establecido dentro de un trazado ortogonal rígido, permite racionalizar los espacios, regular con eficiencia el grado de privacidad de los mismos, simplificar la construcción, proveer luz y ventilación natural a los ambientes separando cada uno de los pabellones con un patio longitudinal y generar algún vínculo dentro del imaginario perceptual espacial cordobés, ya que puede apreciarse un antecedente en la resolución del Hospital de Urgencias ubicado en la misma ciudad y diseñado por Miguel Ángel Roca en el año 1980 (Fig. 6)

Fig. 6.  Planta Hospital de Urgencias de Córdoba.
Sin embargo hay que hacer distinciones dentro de esta racionalidad practica que exige la complejidad de la actividad en cuestión, el presupuesto y el tiempo de mandatos políticos; en primer lugar, el hecho de que el esquema sea en doble peine deja en evidencia el interés por satisfacer los requerimientos y necesidades del cuerpo médico. Por otro lado, la galería de distribución pública que se intercepta con los patios de ventilación creando sub halls de espera y atención, cualificados por la doble altura y la iluminación natural indirecta, acentúa la intención de complacer las necesidades y requerimientos del otro grupo de usuarios, los pacientes y quienes los acompañan (Fig. 7). Y por último,  la ubicación en un extremo del sector de internación, en donde las aberturas ya no se proyectan sobre patios internos y permiten de alguna manera dignificar el tiempo de quienes deben permanecer, abstrayéndolos de la racionalidad maquinica y el encierro mediante una fuga perceptiva que incluso los aísla del tejido urbano si se tiene en cuenta la circulación vehicular externa y el tratamiento paisajístico perimetral propuesto [5] (Fig. 8-9).


 Fig. 7.  Circulación de distribución pública y patio interno, 
en el encuentro con el Hall de ingreso.
Es preciso reconocer que cada uno de los actores que intervienen en el proceso de desarrollo de una obra pública persigue objetivos particulares a través de la meta común que supone su concreción práctica. Dentro de este esquema, que cada una de esas intenciones no sabotee a las demás y que al mismo tiempo se alinee con el fin de la Institución, parece un desafío aun más complejo. La obra intelectual del Hospital Municipal “Príncipe de Asturias” no se realizo por concurso, y esto implica que muchas visiones y sentidos de lo que debería ser fueron negadas, incluso las de aquellos que conviven con el resultado. Más allá de esto, la misma posee por su emplazamiento una posición estratégica de accesibilidad para los ciudadanos de la zona sur, con una altísima eficiencia funcional ya comprobada y un simbolismo moderno que se manifiesta a través de un discurso expresivo de profunda reflexión, que no deja de lado el contexto particular en el que se desarrolla ni la actividad practica y social a la que sirve. Asumiendo algunas consideraciones políticas insoslayables como la del concurso público, la obra se erige como una manifestación concreta de lo que debería ser una acción política ligada a valores sociopolíticos del país en la provincia de Córdoba. 


[1]…“El espesor y la realidad de las cosas no están, pues en las cosas mismas, sino que están en nuestra mente y dependen de la cantidad de correlaciones que una cierta estimulación sensorial consiguen generar” es precisamente ese espesor que Kahn construye, esa distancia, la que construye la realidad de las cosas y el espacio, introduciendo, los fenómenos, el vacio y la materia en las coordenadas entre sujeto y edificio”. Luis Fernández Valderrama “La construcción de la mirada: tres distancias”.
[2]…“Me hizo pensar en la belleza de las ruinas… la ausencia de marcos… en cosas detrás de las cuales nadie vive… y pensé rodear a un edificio con ruinas, de manera que se mirara hacia afuera como a través de una pared con aberturas accidentales. Pero en este caso las aberturas debían formalizarse: sentí que de esta forma solucionaba el problema del resplandor”. Louis I. Kahn, “Forma y Diseño” 1961.
[3]…”Ahora que estaba hablando sobre el silencio y la luz, o sobre el deseo de expresar y los medios, trataba de decir que todo material es luz gastada, luz que ha llegado a agotarse. La creación me hace pensar dos hermanos, que realmente no son dos. Uno de ellos tiene el deseo de ser y de expresar; el otro el de convertirse en algo tangible, de convertirse en los medios con los que el espíritu del hombre puede expresarse a sí mismo” Louis I. Kahn “Arquitectura: Silencio y Luz”, conferencia en el Guggenheim 1968.
[4]…“Existe una función psicológica que es de la máxima importancia (…) y este sentido, yo creo, nos trae una nueva época a la arquitectura, que no trata de hacer todo mensurable” Louis I. Kahn “Arquitectura: Silencio y Luz”, conferencia en Zurich 1969.

[5]…”El Sanatorio de Paimio, en Finlandia, obra del destacado maestro Alvar Aalto, es ya un clásico en la historia del diseño arquitectónico enfocado en favorecer la actividad para la cual el espacio fue diseñado. Se produjo un cambio de paradigma a partir del movimiento moderno de la arquitectura, en el cual el enfermo es visto como paciente y usuario de este espacio” Albert Tidy, “Los espacios también ayudan a Sanar”, 2016.



 2    E4_Laura Mujica                                       

 º  Posicionamiento y enfoque:
Sociológico.  El hospital Principe de Asturias es una obra pública, cuando hablamos de la salud, hablamos de un derecho fundamental humano al que todos debemos acceder. Es necesario que las obras públicas respondan a las necesidades del contexto en el que se encuentran, desde su función estética, hasta su función económica, siempre pensando en el bienestar social.

 º  Intenciones y fines:
Pondremos en crisis la obra a partir de algunos signos o indicadores que llaman la atención, como es la materialidad del edificio y su relación identitaria con los usuarios siendo un edificio de prestaciones de salud pública. Por ser un material muy utilizado en la ciudad de Córdoba por el Arq. Togo Díaz, y los arquitectos paraguayos que actualmente están experimentando también con el ladrillo como lo hizo Dieste en Uruguay o como lo manejó Kahn retomando a los romanos que lo hicieron mucho antes. Tanto el Togo cómo Benitez, Cubilla, Córvalan o Dieste, coinciden en que el ladrillo es un material noble, de fácil fabricación, existe una muy buena mano de obra en la región y su mantenimiento a lo largo del tiempo es mínimo. Teniendo en cuenta eso, ¿A qué harían alusión los arquitectos Viale y Dutari con la fachada del Hospital Municipal Príncipe de Asturias?, ¿Cómo se relacionaría este objeto arquitectónico con sus usuarios más próximos, ¿Cuál essería el rol identitario del ladrillo, en esta obra?

  º Título: 
La identidad y condiciones materiaIes pensadas desde la obra pública 
En general la obra pública tiene una connotación particular en su lenguaje, relacionado a el momento histórico en el que se la construye, a el lugar en el que se implanta, a las políticas de gobierno a las que responde y/o a la imagen que se le quiere dar al objeto para la sociedad, buscando o no, que este conjunto de personas se sienta identificado con el. Por ende es necesario preguntarnos qué es el ladrillo para algunos y qué es para otros. 

La Identidad y condiciones materiales pensadas desde la obra pública

Según la Real Academia Española, la “identidad” es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. Comúnmente hablamos de lo “identitario” de tal o cual colectivo o sujeto social para referirnos a lo que lo distingue, lo que nos hace definirlo de tal o cual manera y lo diferencia de otros, dando sentido de pertenencia. En una arquitectura dichos rasgos son representados teniendo en cuenta las necesidades del contexto socioeconómico y la disponibilidad de materiales de la zona, que configuran obras de arquitectura reales para la sociedad que la habitará.
Uno parte de presuponer que el objetivo de una obra pública de arquitectura es el bienestar de la sociedad. Pero ¿cómo se logra ese bienestar?¿qué lo determina? El objeto arquitectónico es complejo, no solo por su capacidad de contener actividades realizadas por personas diversas, sino también porque este no se encuentra aislado, está contenido en una sociedad, con su respectiva idiosincrasia, con sus reglas, con sus necesidades, bajo determinado régimen y contexto político, y de la mano de todo eso también, asociado a una determinada identidad.
Tomemos como ejemplo el Hospital Municipal Príncipe de Asturias, más conocido como “Hospital de Villa el Libertador”. Su puesta en pie, para la zona sur de la Ciudad de Córdoba, representa un hecho necesario, que durante décadas ansiaron los vecinos que debían trasladarse al centro de la ciudad para poder ser atendidos por el servicio de salud pública, en el 2011 se hizo realidad, ubicado en Villa el Libertador, uno de los barrios más populares de la ciudad de Córdoba.
Ahora bien, además de la cobertura de esa demanda, desde el punto de vista arquitectónico, cuando uno se refiere a este hospital, lo primero que se nos viene a la cabeza es su fachada, la materialidad, la geometría, el rol que juegan los parasoles, lo antagónico que se ve el ingreso, y por sobretodo, el protagonismo del ladrillo.
                       
Al ladrillo lo potenciaron los romanos técnicamente para construir arcos y bóvedas, y a lo largo de la historia fue utilizado de diversas maneras: revocado, visto, acompañado de piedra, madera, hormigón o metal. En el siglo SXVII los Jesuitas, en Paraguay, usaban ladrillos vistos, al igual que los arquitectos Solano Benítez, Cubilla y Corvalán en el siglo XXI; también lo utilizó Louis Kahn en el siglo XX en la Biblioteca de la Phillips Exeter Academy, Indian Institute of Management, Mies Van Der Rohe en Alemania en la casa de ladrillo, Monumento a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, y Dieste en Uruguay magistralmente en Atlántida. En Córdoba fue Togo Díaz el máximo exponente de su uso con abundante obra en la ciudad. ¿Qué fue lo que los llevó a todos ellos a construir con ladrillos? A experimentar sin hostigarse por lo desconocido.
Kahn dijo una vez, le pregunto al ladrillo:- ¿Qué quieres ser? Y el ladrillo contesta - yo quiero ser arco y muro… [arquitectura a la usanza romana], y así fue que lo utilizó. Dieste los llamaba “cerámica armada”. Por su parte, Togo Díaz confeccionaba volúmenes escultóricos con el ladrillo; y los arquitectos paraguayos experimentan sin cesar nuevas maneras de utilizarlo.
Louis Kahn. 1959 Iglesia Unitaria de Rochester. 
1962/74 Instituto Indu de  Administración, Ahmedabad.
 José 'Togo' Díaz. Edificio Sant Angelo

Podemos hablar tal vez de una “tradición ladrillera”, que Viale y  Dutari  -los arquitectos detrás del hospital en cuestión- decidieron retomar. En la descripción del proyecto dicen:  - El proyecto se expresa como una “caja mono-material” de mampostería de ladrillo visto, que envuelve una estructura independiente de hormigón armado bajo la cual se distribuyen todas las actividades tendientes a cubrir los requerimientos de las especialidades médicas que allí se desarrollan”.

 

La fachada de alta creatividad que en cierta manera remitiría al manejo del muro horadado regulador climático de las obras ladrilleras de Kahn, como la Iglesia Unitaria de Rochester  o el Indian Institute of Management. También amerita aquí recordar lo que Peter Zumpthor dice en su libro Atmósferas:“No trabajamos con la forma, trabajamos con el resto de cosas, con el sonido, los ruidos, los materiales, la construcción, la anatomía, etc. Desde el inicio, el cuerpo de la arquitectura es construcción, anatomía, lógica del construir...”. Se puede considerar entonces que, siendo la fachada de un hospital, poco convencional para su arquetipo, genera un juego geométrico de luces y sombras que repite en el espacio interior, al tiempo que vibra constantemente provocando al usuario una sensación de resguardo, contención, calidez. Permite sentir el pasar del tiempo desde adentro, innovando al alejarse de la idea de hospital tradicional, para trazar un puente con esa presencia constante del ladrillo que tienen los cordobeses en su imaginario de ciudad. Cuando nos referimos a “hospital tradicional” traducimos que en su mayoría, las fachadas de estos son revocadas, de hormigón visto o también de ladrillos, pero sin la calidad expresiva utilizada en el Hospital Príncipe de Asturias. Aquí es donde vemos jugar el tema de la identidad en esta obra. Córdoba es al ladrillo, como París es a los homogéneos boulevares, Tokyo a los rascacielos iluminados con neones, o Buenos Aires a los edificios del siglo XIX en la haussmanniana Av. de Mayo.
                                           
Ahora bien, nos interesa eludir un acercamiento meramente descriptivo del fenómeno en cuestión. Una perspectiva crítica sobre la obra pública y el desarrollo arquitectónico debería dar un paso más allá, reflexionar de dónde viene esta predilección por el ladrillo, su incorporación o consideración dentro del marco público-gubernamental,  y en concreto sobre sus condiciones materiales de producción, acá podría traerse a colación lo que Marx y Engels plantearon en su trabajo clásico sobre la ideología alemana. [1]

A pocos kilómetros, y rodeando la ciudad de Córdoba, podemos encontrar más de 30 cortaderos de ladrillos, en los que trabajan en su mayoría familias de procedencia boliviana que vienen a la Argentina en busca de mejor vida, sobreviviendo en condiciones infrahumanas, bajo trabajo infantil, sin condiciones laborales, en el hacinamiento, sin agua potable, en medio de mucha violencia familiar y social, cobrando menos de un peso por ladrillo. Quienes determinan el valor en la cadena están en el extremo del consumo: desarrollistas y constructores generan un esquema que no permite que quienes están en el extremo opuesto, el productor artesanal, reciba el valor justo por su producto. Andrés Matta al respecto dice​: - “El eslabón más poderoso impone, a través de los dueños de la tierra y los corralones, el precio al más débil, condicionando toda la cadena.[2]. Villa el Libertador es uno de los barrios más populosos de Córdoba, con una población de más de 25 mil habitantes, entre ellos se encuentra la mayor comunidad boliviana de la ciudad, lo cual sugiere que muchos de ellos deben ser víctimas del trabajo insalubre y las condiciones de vida inhumanas de los cortaderos de ladrillos.
 

Volviendo a nuestro hospital, estamos ante la paradoja de que este lugar que debe dar cobijo a integrantes de los más vulnerables de la sociedad cordobesa en algunos de sus momentos más complejos, en general, nadie acude al hospital por divertimento, les pone a estas personas delante de sí, la vivencia de sentirse bajo “el amparo” del mismo material de construcción por el cual atraviesan horas de intensa explotación. La “identidad ladrillera” de la arquitectura cordobesa seguramente es vivida de forma muy distinta por quienes con su sudor están en la confección de la materia prima.
                                  
Entonces, deberíamos repensar el uso del ladrillo en el Hospital de Villa el Libertador, y desde la paradoja, colocar la materialidad y a los diseñadores dentro de la cadena de producción y gestión de la obra. Pero entendiendo que dentro de la cual, este material usado de forma creativa derivó en una alta calidad expresiva y espacial y aportó al control energético, y de ahí, la funcionalidad del edificio público, contribuyó al bienestar social de sectores postergados, incluyendo a quienes han puesto su fuerza de trabajo tanto para la fabricación de la materia prima como para su puesta en obra. Sin por eso olvidar otros vaivenes de la obra pública que no son del todo loables.

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[1] Marx, Carlos y Engels, Federico. La ideología alemana. Tercera edición española,  Montevideo, Uruguay, 1971.  Pág 26. La moral, la religión, la metafísica, cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden, pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, si no que los hombres que desarrollan su condición material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia.

[2] Véase Gonzalez, Juan Manuel. Muertes infantiles y marginalidad detrás de los cortaderos de ladrillos. Del 15 de enero 2017 en
https://www.chequeado.com/investigacion/muertes-infantiles-y-marginalidad-detras-de-los-ladrillos-cordobeses
 Aquí se menciona al Dr Andrés Matta, actual secretario Técnico de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba y experto en el análisis socioeconómico de las cadenas productivas del ladrillo y la industria textil. Según lo determinado en una investigación en la materia que coordinara en 2010, en la cual sostiene que: la “cadena económica del ladrillo” condena con su inequidad a quienes viven en los cortaderos: “Quienes determinan el valor en la cadena están en el extremo del consumo: desarrollistas y constructores generan un esquema que no permite que quienes están en el otro extremo, el productor artesanal, reciba el valor justo por su producto. El eslabón más poderoso impone, a través de los dueños de la tierra y los corralones, el precio al más débil, condicionando toda la cadena”.







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